El Visitante

Ya días que no sabía de ti, hace tiempo que creí no me recordabas, al punto que empezaba olvidar tu existencia… hasta que de pronto apareciste.

Con la confianza de siempre y la cercanía que provoca el que me conozcas tan bien. Veniste sin ser llamado, entraste sin tocar. La hora señalaba la imprudencia absoluta de tu visita, como siempre.

Permaneciste callado, por muchas y largas horas, el silencio se nos unió y cuando te fuiste él permanecio.

No me haces bien, tu compañía e insistencia causan daño en mi, presencia perturbadora cuya compañía tiene un alto precio, especialmente al siguiente día.

Tengo años de conocerte, al igual que tu a mi, te presentaste un día y te quedaste muchos mas. Quisiera entender ¿Cual es tu rol?, ¿Como encajas en mi vida?, ¿Porque alguien como tu, se esfuerza con tal vehemencia en visitarme? Si somos tan distintos, ¡A diferencia tuya, estoy lleno de sueños!… Sin embargo la lucidez que me das, al menos por unas horas, me permite entender que es justamente por eso, que apareces tan seguido.

Acompañame por unas horas mas, hasta que te aburras o me canse tu silencio, maldito amigo insomnio.

Acerca de Gustavo Adolfo Monroy

Un aprendiz de escritor que confía en su pasión, para lograr la meta principal, que es transmitir su mensaje.
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